jueves, 2 de abril de 2009

UNA HISTORIA DE AMISTAD

Un relámpago...dos...otro más y...por fin, el trueno.

Jaime miró por la ventana absorto en sus pensamientos. Le gustaba ver como las gotas de lluvia resbalaban en el ventanal de aquel bar en el que se había resguardado de la tormenta.

En la otra esquina del bar, Caren escuchaba distraída el ruido que las mismas gotas de lluvia hacían al chapotear sobre los charcos, del viento azotando las ramas de los árboles, de las personas charlando en las mesas de al lado...

Poco a poco, la gente se iba marchando y el bar se iba quedando vacío.Tan solo él en una mesa, ella en la otra esquina.

Jaime,que solo esperaba a que escampase para poder irse en su bicicleta, salió de repente de sus pensamientos y observó a su alrededor, observando a Caren, a la que no había visto hasta ese momento.

-.”Otra vez esa chica tan guapa”- pensó.

Siempre se la encontraba en los lugares más inesperados. No sabía nada sobre ella, ni como se llamaba, ni donde vivía. Lo único que sabía es que cuanto más la veía más y más pensaba en ella pero nunca tenía el valor de acercarse y preguntarle su nombre.

-.”Tal vez hoy”...-pensó, pero no, no sería capaz nunca.

Caren levantó la mirada de su libro y fijó sus ojos en Jaime, éste apartó la mirada rápidamente sonrojándose.

Caren se da cuenta y sonríe mientras piensa:

bueno...si él no se decide a hablarme, yo tampoco, pero...es que es tan guapo...”

Caren también se había dado cuenta de que ella y Jaime se cruzaban a menudo y aunque no sabía su nombre, si que vivía en su mismo edificio.

Cuando por fin se atrevió a levantarse para ir hacia él, su madre entra por la puerta

-.Caren, siento el retraso, nos vamos-dijo su madre.

Caren recogió sus cosas y salió tras su madre, entonces vio la bicicleta de Jaime y dijo:

-.Ese chico de ahí, vive en nuestro edificio. ¿lo podemos acercar?

-.Si, claro-dijo su madre.

Caren volvió a entrar y se dirigió a Jaime:

-.Oye... si quieres te podemos llevar, vivimos en el mismo edificio.

Jaime que estaba muy colorado, se quedó atónito.

-.¿Como que en el mismo edificio?-dijo- ¿como es posible que nunca me cruzara contigo allí?-y añadió- varias veces nos hemos cruzado pero nunca en el edificio.

Caren también se había sonrojado:

-. Pues... ya ves...¿vienes?

-. Si claro- dijo él - pero...¿y la bici?

-.Oh, no te preocupes, supongo que cabe bien en el maletero.

Durante el trayecto en coche, apenas hablaron. Al llegar al portal Jaime dijo:

-.Ahora que se donde vives y como te llamas, espero verte más a menudo.

-.Yo también-respondió Caren.

-.También podemos quedar algún día-dijo Jaime sonrojándose una vez más

-.Pensé que nunca me lo pedirías.

Caren le dio un beso en la mejilla y subió correteando las escaleras mientras Jaime la observaba maravillado.

(Escrito por Alexandra en Novembro do 2008)